Lengua materna

Las lenguas son sistemas de comunicación de grupos humanos que tienen, por tanto, una vertiente social y socializadora, y una vertiente íntima, personal, afectiva. Aunque, en la actualidad, hay un número creciente de familias con más de una lengua, el concepto de lengua materna sigue teniendo validez universal.

Los expertos en educación la consideran base del pensamiento y de la comunicación intrapersonal y, por tanto, de importancia capital en la escuela. Destacan que su dominio es esencial para el aprendizaje posterior en cualquier campo; también en el aprendizaje de las segundas lenguas.

Recomendaciones de la unesco en la agenda para 2015

«La agenda después de 2015 debe centrarse en la prioridad de promover la educación para todos: ampliar el acceso, garantizar la igualdad y la inclusión Impartir la educación en la lengua materna es esencial para alcanzar estos objetivos, y para facilitar el aprendizaje y reforzar las competencias en materia de lectoescritura y aritmética.»

Para la UNESCO «es axiomático que la mejor forma de enseñar a un niño es en su lengua materna».

Lamentablemente en España, en las zonas donde existen dos lenguas oficiales, esta norma universalmente aceptada, no se contempla. Cataluña fue la primera CCAA que impuso la “inmersión lingüística”, como contra modelo, que consiste en educar al niño en una lengua distinta a la suya. Lo curioso es que sólo se aplica al niño hispanohablante para cambiarle su lengua (la oficial en todo el país) por la cooficial. Algo único en el mundo que utilizan los nacionalistas para su proceso de construcción nacional. Su objetivo es crear una zona monolingüe que la distancie del resto de España. El niño se convierte en un instrumento; se le cosifica en aras de engrandecer la lengua minoritaria. A partir de los “éxitos” de Cataluña, otras muchas regiones españolas lo han copiado. Y el sistema, con variantes, se ha generalizado. Los fracasos, aunque se ocultan, son evidentes. La competencia lingüística del idioma español de los jóvenes en estas CCAA se ve perjudicada.

Las consecuencias pedagógicas para el niño, al no instruirle en su lengua, afectan a su atención. La atención de un niño es limitada y si tiene que hacer un esfuerzo adicional para entender algo que no le gusta, se distrae. Y si no atiende, no entiende. Si además es un niño con dificultades de aprendizaje, el fracaso escolar está asegurado.

El término Inmersión lingüística nació en la década de los sesenta del siglo pasado en Canadá para definir los programas de educación en francés a los que se sometía un grupo de escolares anglófonos. O sea que consiste en educar en una lengua distinta a la materna (para los lingüistas, L2 y L1 respectivamente). No obstante, en un programa de inmersión lingüística subyace la idea de que la lengua materna del niño (o adulto) está suficientemente asentada fuera de la escuela. En este sentido, no debe confundirse un programa de inmersión con un programa de submersión, en el que se prescinde totalmente de la lengua del niño.

¿Cuándo es forzosa? Exceptuando el caso español en las comunidades con cooficialidad lingüística, sólo se da en otros países con los inmigrantes (y no siempre) y con los ciudadanos cuya L1 es muy minoritaria y no oficial en la comunidad.

En otros países, con cooficialidad lingüística en algunos de sus territorios, no se le cambia tan alegremente a un niño su lengua materna a la hora de educarlo. Para no contaminar el razonamiento con lo que podría ser una visión partidista, nos podemos fijar en Finlandia, que además obtiene unos resultados académicos excelentes.

El sistema educativo finlandés permite que cada alumno elija la lengua en la que quiere educarse. El colegio se organiza para desarrollar este derecho constitucional para las lenguas finlandesa, sueca y sami (muy minoritaria). En el caso de que no se trate del finés, el estudio de esta lengua se convierte en obligatorio. Junto a esto, los finlandeses estudian, todos, desde los siete años, inglés.

Las prácticas de inmersión en sueco, por ejemplo, se admiten como opción; o sea, son voluntarias, tomando siempre ciertas garantías que priman sobre la motivación de los padres, que suele, a su vez, responder a una motivación social, pensando en la facilidad para el mundo del trabajo de dominar perfectamente el sueco y el finés. Si se encuentra que un niño tiene dificultades para seguir los estudios en sueco, se le cambia al sistema finés, como decisión del colegio, complementada con información a los padres y, por último, con su consentimiento. Evaluación de conocimientos en la lengua materna en 5º y 6º grados. Tope de niños por clase. Que se demiestre que el niño tiene un nivel en lenguamatrena bien asentado. Evalucion de conocimientos en lengua matena en 5 y 6.

Los programas de inmersión que se aplican en todo el mundo para aprender una segunda lengua han de partir de una premisa: que sea voluntario. De no ser así, algunos niños generan rechazo a la lengua impuesta; otros, empiezan a odiar una parte de sí mismos por tener la “lengua equivocada”.

No digamos si ello va acompañado de adoctrinamiento nacionalista, si en el colegio se da a entender al niño que su lengua no es la propia. La división de la ciudadanía entre el “nosotros “, los de habla de lengua cooficial: los auténticos, los buenos; “los otros”, los de habla española.

La lengua materna es fundamental, necesaria y conveniente para la formación de ciudadanos libres, iguales y seguros de sí mismos.